A propósito de la última polémica de la RFEF, lo cierto es que legalmente las futbolistas no pueden renunciar a jugar en la selección española ya que no se puede renunciar a un derecho que no se tiene. Es a la Federación a la que corresponde convocar a una jugadora, y no a ésta postularse o no.
La participación en la selección nacional es una obligación legal, establecida en la Ley del deporte, Ley 10/1990, cuyo artículo 46 dispone: “Es obligación de los deportistas federados asistir a las convocatorias de las selecciones deportivas nacionales para la participación en competiciones de carácter internacional, o para la preparación de las mismas.” Y la propia ley, en su artículo 76, considera como infracción muy grave “La falta de asistencia no justificada a las convocatorias de las selecciones deportivas nacionales.” y en el artículo 79 establece un sistema de sanciones que incluye incluso la “Inhabilitación, suspensión o privación de licencia federativa, con carácter temporal o definitivo, en adecuada proporción a las infracciones cometidas.”
Por otro lado, si las jugadoras seleccionadas no quieren seguir participando en la Selección no parece muy sensato obligarlas a hacerlo, dado que es evidente que la motivación y las ganas de participar son esenciales para el desarrollo del máximo rendimiento deportivo, aunque por ley sea obligatorio participar y la negativa a hacerlo sea sancionable.
Recordemos que los futbolistas Borja Iglesias, Xavi Hernández, David Villa, Piqué, Oleguer Presas,Inaxio Kortabarría, y los jugadores de baloncesto Alex Mumbrú, Felipe Reyes y Jorge Garbajosa, anunciaron -cada uno tenía sus motivos- que no iban a jugar más con la selección española, hablando abiertamente de renuncia, o bien utilizando eufemismos como que no tenían intención de participar, o ponían fin a una etapa, o expresiones similares, y ninguno de ellos fue sancionado. Simplemente no volvieron a ser convocados por la Selección. Ahora a las futbolistas no se les permite renunciar. En fin, que cada cual saque sus propias conclusiones.
En cualquier caso, el camino a seguir -quizás-, salvo acuerdo a tres bandas entre el CSD, la RFEF y las jugadoras, puede ser el que iniciaron en marzo de 2019 las veintiocho jugadoras de la selección estadounidense, campeona del mundo entonces, cuando, sin renunciar a jugar en la Selección, presentaron una demanda por «discriminación institucionalizada de género» contra la U. S. Soccer, la federación de fútbol de Estados Unidos. ¿El resultado? en marzo de 2022, jugadoras y federación alcanzaron un acuerdo de compensación millonario por haber recibido sistemáticamente menos apoyo y dinero que sus compañeros masculinos, y desde entonces reciben el mismo salario y trato que los hombres por sus partidos internacionales.